¡Qué tendrá
mi Extremadura! ¡Tierra de múltiples contrastes: de encinas y pedregales, de
sobriedad granítica y arcilla alfarera, de labranzas y regadíos, de llanuras
pardas y arboledas verdes y frescas, de manantiales y tierras cuarteadas, de desérticos
parajes y núcleos superpoblados, de inviernos duros y veranos tórridos, de
monasterios y castillos, de bullicio popular y recogimiento y clausura, primaria
y señorial, pero siempre levantando su estandarte acogedor y emprendedor, que
la hace ser un lugar mágico de descubrimientos y encuentros! Ya que en todos
sus rincones existe el calor, para los que aquí repostan y conviven con sus
gentes.
Y podría añadir:
...Pero tú,
Extremadura, has sido y serás una de las regiones más importantes de España.
Faro que alumbró las grandes gestas en Hispanoamérica, cuna de conquistadores
y grandes hombres, emprendedores de insólitas gestas y aventuras, con un
profundo espíritu catequizador.
Hablar sobre
el carácter acogedor de los extremeños, es una tarea bastante fácil, pues el
hecho en sí, resulta cotidiano y bastante verosímil.
Nuestro
corazón se estremece en todas las ocasiones que se habla de nuestra
Extremadura, o se escuchan sus cantos y coplas populares, que llevan consigo sus
sentimientos, movido por esa pincelada de vanidad que todos llevamos dentro.
Ha dejado, a
muchos visitantes ilustres, y a casi todos los que por aquí coinciden,
prendados de su arte, cultura e historia, en definitiva, es la piedra filosofal,
que motiva y fundamenta la vida de sus gentes..
He querido,
con esta Obra para piano, rendirla un sincero y entrañable homenaje, a través
del sentimiento de sus gentes, plasmado en esas coplas y letrillas, que tanto
suenan en los diferentes parajes que configuran su silueta y nos llenan de alegría
y nostalgia al mismo tiempo, y que configuran el hechizo de nuestra Tierra.
Tito Avendaño Salas